EL GUSTO
El olfato estimula y enriquece, en gran medida, a este sentido, el gusto. Por ejemplo, los buenos cocineros saben que calentar previamente el plato antes de servir los alimentos refuerza los aromas que nos advierten del placer que nos aguarda, estimulando el apetito. Es un ejemplo de sinestesia.
Es un sentido que se desarrolla precozmente. Ya a los 4 ó 5 meses, el bebé es capaz de "gustar" el líquido amniótico con que le alimenta la madre. Es innato en los niños el gusto por lo dulce y el rechazo por lo amargo. El resto depende de la educación y del contexto social en que viven. A un niño italiano le gustará la pasta, por ejemplo, y a uno asiático, el arroz.
Su influencia en la educación es muy importante desde el momento en que ayuda a adaptarse al medio. La función hace al órgano, y no al revés. Gustar es experimentar emociones, otra forma de comunicación, ayuda a saber elegir, discernir, seleccionar. Estimula la curiosidad y desarrolla la sensibilidad.
Desarrollar el gusto es una tarea importante para padres y educadores; no se impone, se transmite; no solo cata sabores, sino también frío, humedad, dureza, calor, sequedad, suavidad, etc